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Proyecto finalizado… se acerca el final de nuestra aventura

Muy buenas a todos los que nos seguís,

Allá por navidades nos llegó el correo que describía nuestro proyecto para este verano. Aunque extenso y con mucha literatura que lo justificaba, en concreto se trataba de construir una cantina. Hasta este curso no existía un lugar donde poder distribuir la comida entre los alumnos de una manera higiénica y organizada. Ahí aparecíamos nosotros y el proyecto que desarrollaríamos en colaboración con PROYDE. Un edificio que construiríamos con tejado de una sola agua y abierto en la parte superior para que corra bien el aire. En el interior unos mesas para distribuir los alimentos repartidas en cuatro espacios.

Comenzamos limpiando el lugar, una ardua tarea en la que quitamos hierbas y maleza, rastrillamos y cavamos hasta que quedo bien limpio. Allanamos el espacio donde se ubicaría nuestra construcción.

Después nos pusimos manos a la obra realizando los cimientos. Para ello tuvimos que cavar las zanjas donde pondríamos los primeros bloques que soportarían el hormigón con la ferralla. Para poner los pilares y crear los cimientos recurrimos a hacer con tablones los moldes y después pusimos la ferralla sobre la que echamos finalmente el hormigón.

Tras estar tarea y una vez fraguado el cemento, rellenamos los huecos de las zanjas con tierra y allanamos el espacio interior de la casa. De esta manera parecía que no habíamos hecho nada porque nuestro trabajo quedaba cubierto, pero así debe ser la base de todo lo importante… incluidas las personas, los valores que no se ven pero que sostienen lo que somos y nuestros actos.

Sobre los pilares y usando listones como referencia fuimos poniendo el suelo con una gruesa capa de cemento, que íbamos mojando una y otra vez para que quedara bien y liso.

A partir de aquí comenzamos a levantar nuestra pared que apenas iba a subir poco más de metro y medio. Una tarea en la que nuestra labor principalmente era rellenar algunos espacios entre los bloques con cemento, trasladar la arena y hacer el cemento, acercar los bloques hasta los lugares necesarios…

Una vez que las paredes cogían altura, empezamos a levantar las columnas sobre las que descansa ahora parte del peso de los muros y que al mismo tiempo se levantarían sobre estos para alcanzar la base del tejado. Alternábamos el cemento solo con arena y con arena y grava en función de lo que queríamos hacer en cada momento. Íbamos cortando los hierros y trenzábamos los mismos entre si atándolos con alambres.

Para que las paredes no quedaran excesivamente bastas cuando enfoscáramos las mismas, hubo que estar tamizando la arena que habían traído desde el río. Palas y palas de arena fueron pasando por el tamiz durante muchos días para poder dejar unas paredes lisas y finas. Así el cemento que hacíamos conesta arena era mucho más liso.

Finalmente llegó el momento de construir el tejado. Quizás lo más complicado fue hacer las vigas sobre las que pondríamos la estructura de madera que iba a formar  el tejado. Paciencia, mucha tablón, medir y cortar para hacer los moldes lo mejor posible…

Para levantar el tejado hubo que hacer mucho uso de la sierra, los clavos y  el martillo. Construimos la estructura en el suelo y la fuimos subiendo por partes. Una vez arriba fuimos fijando la chapa y revistiendo los bordes con latón para evitar que entre agua en la estructura del tejado y para que quede lo más bonita posible.

Este viernes dimos una capa de cal a nuestra obra y después por la tarde le dimos el color. Un marrón apagado en la parte inferior y las columnas con un color crema. Previamente a esta última capa de pintura hicimos la bendición de la casa, para ello la rociamos con vino y rezamos por su servicio y esperemos durabilidad…

Paralelamente hicimos una obra menor que eran unos baños. Para ello el procedimiento fue el mismo porque lo más complicado en este caso que era la fosa séptica ya esta
ba hecha. Así que básicamente levantamos el pequeño edificio con un par de baños. Lo más complicado en este caso era que había que estar subiendo y bajando escaleras para llegar al lugar de la obra por lo que resultaba bastante más duro. También está acabada y pintada. Les dejo unas fotos…

No todo va a ser trabajar, así que el fin de semana nos esperaba con nuevas aventuras. El sábado visitamos Ekali, el santuario de los simios y aunque nos costó entrar, finalmente lo pudimos visitar.  Allí contemplamos monos, chimpacés y gorilas… compartimos un bocata y disfrutamos de un día diferente. Nos adentramos en la selva, encontramos una plantación de chocolate.

El santuario es un lugar donde se recogen animales heridos o bien crías que han perdido en la caza furtiva a sus madres. También existe la solidaridad con el mundo natural.

Y eso si, nuestro viaje al estilo propio del país, apretaditos para darnos calor humano y mucha alegría.  Todas nuestras salidas vienen amenizadas por la música del móvil de Marcos o de Juan y el altavoz que Daniela, que no pudo venir este año, nos prestó y que está haciendo un servicio a la Comunidad impresionante. ¡Gracias Daniela!

Pero como ya les he comentado en alguna ocasión más de este blog, nuestro proyecto va más allá de dejar un par de construcciones. Se trata de vivir una experiencia de voluntariado en la que compartimos la vida comunitaria con otros voluntarios lasalianos de otra cultura. La convivencia entre los voluntarios españoles ha sido uno de los puntos más fuertes del proyecto. Un grupo tan numeroso, no dejaba las cosas fáciles para esto, sin embargo creo que todos estamos satisfechos y muy felices por lo que hemos compartido entre nosotros y como escribe alguno de los padres, hemos creado unos lazos de amistad fuertes que nos dejarán unidos por esta maravillosa experiencia y sus recuerdos.

No menos importante es también la satisfacción que sentimos por la acogida y las muestras de cariño recibidas desde el primer momento de nuestra llegada a Camerún por parte de los voluntarios cameruneses. Hemos compartido mucho con ellos y nos hemos enriquecido mutuamente, siendo capaces de vernos ahora de una manera diferente a lo como lo hacíamos antes de llegar a nuestra casa en Mbalmayo… porque realmente es como nos sentimos, en nuestra casa y eso dice mucho de nuestros hermanos cameruneses.

También hemos intentado vivir a su ritmo, compartir las cosas que para ellos son fundamentales como es la oración. La fe es uno de los elementos que dan identidad a una comunidad lasaliana, y estos voluntarios la comparten cada mañana y cada tarde. El servicio, que es otro de los elementos fundamentales, lo hemos expresado a través de nuestro proyecto y el trabajo desinteresado de todo este mes. Y finalmente el otro valor irrenunciable es la fraternidad que como he dicho hemos desarrollado compartiendo día y noche entre nosotros y con nuestros compañeros cameruneses.

Mañana vamos a visitar el orfanato con el colaboramos desde que el primer año pasamos por esta ciudad. No sé si tendré tiempo de contarles algo más en otra entrada de aquí al jueves, por lo que les adelanto que queremos reparar los somieres de las literas que hicimos el año pasado porque no eran de muy buena calidad y comprar más colchones forrados para evitar que los «disgustos» nocturnos de los niños y las niñas de la casa sigan echándolos a perder año tras año. Pasaremos el día entero en el orfanato, limpiaremos y por la tarde montaremos los somieres nuevos y los nuevos colchones. Seguro que va a ser un día maravilloso. Este miniproyecto es posible gracias a la aportaciones de algunos miembros de la comunidad educativa a los que les agradezco y mucho su aportación, pues seguro que estamos dejando una situación un poco más digna a los niños y niñas que viven en esta casa. Intentaré enviar alguna foto y algún texto… vamos a ver.

Hoy, domingo, nos invitaron a hacer un segundo día español. La principal dificultad es la comida, especialmente porque no nos queda prácticamente nada, así que imaginación. Hemos preparado para comer unos espaguetis con carne y ¡tomate frito casero!… también hemos abierto las últimas seis latas de atún que nos quedaban por si alguien quería mezclar atún en lugar de carne… aunque hemos descubierto que la mezcla de atún, carne, tomate y espaguetis está muy buena. Por la noche hemos preparado sangría, flan y huevos rotos… pondremos algo de paté y almogrote para untar. Al final hemos escapado, pero sobre todo hemos vuelto a estar juntos en torno a unas papas y unos fogones… seguimos construyendo fraternidad. Qué orgullosos nos podemos sentir de los voluntarios que viven en este hogar, españoles y africanos.

Hasta pronto…

Quiénes somos… Voluntarios en Mbalmayo

Muy buenas a todos de nuevo,

Desde el pasado miércoles ya han pasado unas cuantas cosas muy interesantes que contarles. Evidentemente seguimos con nuestra obra, hoy ya hemos comenzado con la estructura que sostendrá el techo, un entramado de maderas que subimos a pulso y con algo de ingenio. El caso es que poco a poco nuestra pequeña obra va cobrando forma.

También seguimos limpiando una buena zona para que los niños puedan jugar en el próximo curso. Con azadas, rastrillos y palas intentamos dejar todo lo más despejadito y liso posible. Como anteriormente esa parcela había sido sembrada de millo está llena de surcos y resulta un trabajo bastante lento y algo pesado. Pero lo vamos sacando también con ilusión y con ganas.

El jueves apareció uno de los escasos días en los que el cielo estaba despejado a más no poder. Especialmente por la tarde hubo que tirar del protector solar porque empezar a trabajar a las dos de la tarde es muy duro con ese sol. Además de ponernos como cangrejos lo más blanquitos, alguien mencionó la palabra cocacola… fue una desazón comunitaria imaginarse esa botella fresca goteando por fuera del vidrio… ni que decirles que este día dejamos el partido de fútbol a un lado y nos fuimos casi todos a un bar del barrio a tomar esa cocacola, aunque fresca, lo que se dice fresca no estaba. En todo caso compartimos un buen momento y apagamos nuestra “sed” aunque no fuese como lo habíamos imaginado del todo. Y es que en esta parte del mundo lo de bebida fría es un decir.

Este fin de semana ha sido un tiempo de mucha convivencia. El sábado tras lavar la ropa comunitariamente y repartirnos los espacios del tendedero y las pinzas, nos fuimos a Ebogo.

Un precioso lugar bañado por un río inmenso de aguas negras en cuyas márgenes parece querer entrar la misma selva con unos árboles inmensos que hunden sus raíces en las orillas o incluso invadiendo el mismo río. Dimos una vuelta en canoa y nos metimos entre esos árboles para sentirnos definitivamente en la selva, de esas que se ven en las películas.

Después estuvimos comiendo unos deliciosos bocadillos de carne con una hojita de lechuga, un poco de tomate, cebolla, huevo duro y ¡ketchup!. Un placer a estas alturas de nuestra estancia en Camerún encontrarse con algo tan parecido a una hamburguesa. Después de postre tomamos unos dulces parecidos a rosquetes fritos. Vamos un día de fiesta en el que pudimos olvidarnos del arroz y la carne de pollo…

El lugar magnífico, lleno de paz y hermoso. La compañía ideal para estar y compartir. Todo un éxito después de nuestra salida a Yaoundé. Por cierto que la mayoría decidió pegarse un bañito en el río. Desde luego es un grupo movido, deportista y atrevido.

El sábado también al llegar de nuestro paseo teníamos previsto salir al pueblo para tomar algo y bailar un rato. Abortamos la actividad y decidimos hacerlo en casa. Pedimos todos lo que queríamos tomar y nos lanzamos a montar una pequeña disco en casa. Aquí como estamos un poco apartados y no molestamos no había problema con la policía ni con los vecinos. Apuramos hasta bien tarde y lo pasamos genial. La verdad es que alguno se empeñó en salir alrededor de la casa con las linternas para hacer una pequeña expedición nocturna. Esto evidentemente sin la autorización debida… pero lo dejo para que lo cuenten los atrevidos protagonistas. Al día siguiente nos iba a costar levantarnos, pero había que continuar con nuestro fin de semana de salidas.

El domingo salimos al Santuario de Nuestra Señora de la Paz, un lugar precioso a las afueras de Mbalmayo que es como su santuario de peregrinación. Allí hay una congregación de origen serbio, contemplativa. Dimos con una misa con cantos amenizados por xilófonos y tambores, además con un cura español que a diferencia de los curas del país se suele enrollar bastante menos en las homilías. Las lecturas y toda la celebración fue en francés por lo que fue más sencillo de seguir que cuando lo hacen mezclando su idioma local con el francés. El santuario es precioso, pero no menos lo es la zona que lo rodea y sus vistas. Hacia un lado podemos ver toda la ciudad de Mbalmayo y hacia el otro lado un mar verde de selva.

Al regreso descansamos todos porque con la marcha que llevábamos estábamos agotados y empezábamos a ver llegar el lunes lleno de sus tareas y trabajo con el horario exigente que estamos cumpliendo y que les comentaré para que se hagan un poco a la idea de la actividad de cada día. Tenemos la misma hora que en Tenerife por si quieren pensar que estaremos haciendo en cada momento…

Nos levantamos algunos a rezar con la comunidad a las 6:30. A las 7:00 tenemos el desayuno y a las 8:00 comenzamos el trabajo. La parada para comer es a las 12:00 aunque a veces paramos un poquito más tarde. A las 14:00 volvemos a la tarea que por la tarde se suele acabar a las 16:00 aunque casi siempre quedamos un poco más. Después es cuando se suele jugar a fútbol y a las 19:00 tenemos la oración de la tarde a la que por compromiso asistimos todos. A las 19:30 más o menos es la cena. Tras la cena queda un espacio de convivencia, juegos, pelis… y acostarse no muy tarde porque al día siguiente a las 6:00 hay que comenzar a levantarse para asistir de nuevo a la oración. Los fines de semana la oración se retrasa media hora, no es mucho la verdad… pero bueno. Ahora ya puede pensar que es lo que estamos haciendo en cada momento. Eso si, recuerden que los miércoles no tenemos trabajo por la tarde y aprovechamos para visitar otras ONG, la prisión, orfanatos…

Al final de la semana pasada nos reunimos por la noche para ver cómo nos va a cada uno y contar cómo nos encontramos con respecto a la convivencia, el trabajo… y me sorprendió muy positivamente lo que cada uno fue diciendo. Las incomodidades iniciales empiezan a integrarse en nuestro día a día y nos cuesta menos adaptarnos. La convivencia aunque tiene sus dificultades y máxime en un grupo tan numeroso está siendo muy buena. Hay algún roce, pero detrás de esos desencuentros hay un sentimiento grande de fraternidad que hace que todo quede en anécdotas. Vamos que tras la reunión uno sale reforzado de la valía de este grupo. Por eso quiero presentarles uno a uno a este gran equipo.

Laura Rey es una hormiguita trabajando y siempre aportando lo que puede, que es mucho. Nunca se esconde y siempre está dispuesta a hacer lo que le digan. Cuando se desata con sus bromas tiene un punto guasón que desconocía. Toda una compañera. Especialmente disfruto de su compañía a las horas de comer… en breve echaré de menos que me sirva el agua y me cuide…

Laura Díaz también está siempre predispuesta a trabajar en lo que le digan y no suele arrugarse. Aunque parezca poquita cosa se defiende y hace frente a lo que se le ponga por delante con valentía. Cuando la perdemos de vista es fácil saber donde está, basta con mirar donde esté J… La verdad es que se compromete con lo que hace y no le da miedo hacer lo que le digan y participa en todo lo que puede.

Mercedes se echa todo por delante y hace frente a lo que quiera… es especialista en fugarse de aquellas situaciones que no le gustan o le comprometen, pero siempre termina encontrando su sitio. Está siempre riéndose y encontrando algún buen chiste a todo, desde luego uno de los elementos que nos contagia alegría a todos. Atención porque todo se le cae de las manos o todo lo tira…

Ale es del país, entre su pelo rapado y sus ganas de trabajar, la fuerza que le pone a todo y su coraje, lo podríamos dejar por aquí porque hace juego. No para de trabajar y siempre se va ofreciendo a todos para ver que puede hacer. Es siempre de los primeros en llegar y de los últimos en marcharse. De todo se ríe y a todo le encuentra su lado positivo. Eso si, no le pregunten por lo que come porque no tiene palada fino…

Javi, para nosotros Soco, el aparentemente serio porque aunque no lo parezca le gusta una fiesta pero muy mucho. Con su calma y tranquilidad nos va trasmitiendo a todos un poco de “tempo” a la hora de enfrentarnos con situaciones que nos molesten. Tiene tiempo para todos y es un ejemplo de saber estar en la mayoría de las ocasiones. El partido de básquet lo bordó…

José, para nosotros Ayu, siempre emocionado con todo lo que va descubriendo y aprendiendo. No para de preguntar, de mirar, de observar. Parece que le falte tiempo para aprender cosas, especialmente aquello que le acerca a los animales y a la naturaleza. A Ayu lo ponemos a correr a primera hora de la mañana y no para. En el campo de fútbol es un tormento para todos los africanos porque está en todas partes.

Javi Lasso, nuestro guitarrista que cuando quiere nos ameniza con sus cantos… Es un gran descubrimiento por su valía y corazón. Siempre se ofrece y está atento a todo. Es de los que más visita la capilla en las oraciones de la mañana aunque dice que hay días que “Dios no le llama” y entonces continua su dulce sueño. Es un todo terreno con quien se puede ir a cualquier lugar.

Eduardo Pinto, además de unas magníficas aceitunas nos aporta mucho… sus continuas preguntas e interrogantes, su comentarios oportunos… Aunque a veces marca su ritmo y parece que el mundo no va con él, la verdad es que sin él este voluntariado no sería lo mismo. Acepta de buen grado las bromas y es capaz de reírse de sí mismo. No genera problemas y siempre busca soluciones.

Fede, hombre de pocas palabras, pero todas apropiadas y en su momento. Su capacidad para crear bromas especialmente hacia algún componente del grupo es inconmensurable. Siempre arrima al hombro y es fácil que pregunte si puede ayudar o relevarte. Alegre a pesar de lo que puede parecer en una primera instancia y muy amigo de sus amigos. Un lujo.

Iago, alegre y siempre dispuesto a reírse de cualquier cosa. Uno más para alegrar la casa con sus ocurrencias y bromas… y van siendo varios. Su predisposición es siempre positiva y cuando hay que hablar en serio también lo hace, pudiendo mantener una conversación de otro tipo diferente al de las bromas y gracias. Perspicaz es un hacha jugando al asesino, buen compañero y mal rival en el juego. Confiamos en sus paradas para no fregar la última semana tampoco.

Juan es nuestro guitarrista fallido. Uno más a la hora de sumar bromista en el grupo. Es el culto del grupo y afea a todos en el trivial… Aunque es nuestro pichichi hay que ver todo lo que falla en cada partido, quizás es por estar pensando en L… En todo caso otro todo terreno que lo mismo tira dados, juega a las cartas, conversa o trabaja. Vamos a seguir disfrutando de él.

Jesús es nuestro niño chico. Si lo perdemos solo hace falta poner oído porque alguno de sus gritos lo delatará. Les dije que había bromistas en el grupo, pues si quieren otro aquí hay uno más. De vez en cuando se pierde en viajes astrales sin necesidad de recurrir a ningún tipo de sustancias… pero siempre vuelve dispuesto a alegrarnos y a hacernos más fácil el día a día con sus ocurrencias y preguntas. Es indispensable llevar siempre un Jesús en este tipo de viajes…

Marcos es el otro ruidoso del grupo y eso que todos los son y mucho. Imagínense el nivel de decibelios que pueden marcar entre Jesús y él cuando se ponen. Voluntarioso, siempre dispuesto a echar una mano y a trabajar duro cuando haga falta. Alegre y siempre con una “buena” palabra en la boca. Se nota que es un hombre feliz y satisfecho y por eso contagia esa felicidad y satisfacción a los que le rodean.

Fabri, podría ser nuestro médico pero aún le quedan cuatro añitos más. Se ha integrado en el grupo de maravilla y parece uno más. No escatima tiempo para disfrutar del grupo y de cada uno de los que lo forman. Es una persona que siempre parece dispuesto a disfrutar de cada momento y a aprovechar lo que vive en cada instante. Como es un poco más mayor que el resto nos echa una mano de vez en cuando a mover al grupo.

Jaime, también es hombre de pocas palabras, aunque es nuestro traductor oficial y la verdad que lo está haciendo muy bien. Es la tranquilidad y la seguridad del viaje para mí. Su aportación al grupo es vital desde la cercanía de la edad pero también desde la responsabilidad que le da su papel en este año. Seguro que su vivencia de este voluntariado está siendo muy diferente a la que ha pudo vivir hace cinco años. En todo caso y de eso no me cabe la menor duda, lo está disfrutando y sigue descubriendo cosas. Muchas gracias por atreverte a acompañarnos y por asumir ese rol de responsable que hace que las cosas se vivan de otra manera.

Y me voy a despedir antes de que los mosquitos se ceben conmigo más de la cuenta. Por ahora mi compañera estaba siendo una luciérnaga que pasaba una y otra vez por delante alumbrando con su fulgor esta noche oscura en la que las nubes cubren el cielo camerunés. De la misma manera este voluntariado es para mí como
esa luciérnaga que brilla con luz propia y que ilumina muchas otras cosas que me toca hacer durante el resto de año. Es curioso lo que descubre uno, cada año, en las propias vivencias de mis hermanos pequeños  y la felicidad que me trasmiten cuando les veo crecer y madurar en cada día de convivencia y trabajo. Así que feliz, contento y muy satisfecho, pero sobre todo muy bien acompañado.

Así me despido de ustedes hoy, como siempre, recordándoles que seguimos con salud, con ilusión y con las mismas ganas que cuando empezábamos nuestra aventura en Mbalmayo…  o quizás con más. Buenas noches desde este rincón tan hermoso y sobre todo tan sonoro como es la selva tropical de Camerún. Dejen volar su imaginación… y viajen con nosotros.

Aquí no paramos… y seguimos

Hola a todos de nuevo. Muy especialmente a las familias, que seguro que están esperando esta segunda entrega. Vamos a contarles lo que hemos estado haciendo en este bello lugar llamado Mbalmayo.

Mbalmayo es una ciudad situada al sur de Yaoundé, a unos 40 kilómetros. Estamos compartiendo nuestra casa en estos días con su verdaderos dueños. Los Voluntarios Lasalianos de Camerún. Ellos formaron hace más de veinticinco años esta asociación con la que intentan responder a su vocación de educadores lasalianos, viviendo en comunidad la fraternidad, el servicio y la fe. Mayoritariamente se trata de gente joven con edades que oscilan entre los 20 y los 35 años. La mayor parte son católicos aunque hay otras confesiones. Algunos apenas están iniciando sus estudios universitarios y otros ya se encuentran casado y casadas y con niños… Hace de este grupo un conjunto de personas un tanto heterogéneo pero muy unido en torno a esa gran familia que es La Salle.

Hemos seguido jugando a fútbol, aunque se ha bajado un poquito la frecuencia y todos los días hemos pasado a jugar casi todos los días… ayer nos jugamos con los voluntarios cameruneses la limpieza de la vajilla de toda la semana en un único partido. El resultado fue 3 a 5 a favor de España por lo que quedamos exentos de esa tarea un tanto fastidiosa que es fregar la vajilla. Algo bueno tenía que tener tanto fútbol. Espero que no nos pidan revancha. Al final esto viene a ser una muestra más del buen clima y el ambiente sano en el que nos estamos encontrando. Pasamos muchas horas juntas y la convivencia no siempre es fácil, especialmente cuando se acumula el cansancio, pero estos jóvenes a los que acompaño están demostrando una muy buena actitud para la convivencia. Tan poco vayan a pensar que no hacemos otra cosa que trabajar y jugar al fútbol, también nos hacemos algunas pequeñas escapadas a última hora de la tarde y antes de compartir nuestra oración y cenar…

También por las noches aprovechamos para charlar, jugar a las cartas o a algún otro juego porque somos conscientes que esto también es parte importante de nuestra experiencia de voluntariado.

El sábado viajamos hasta Yaoundé y dejamos aparte nuestras labores en la obra. La verdad es que la salida no nos gustó en exceso y hasta se nos hizo algo pesada. Pero era obligado conocer una gran capital africana, con ese polvo marrón que lo inunda todo y con esos coches pitando sin cesar y circulando en un caos que solo los conductores de la ciudad pueden entender. Los tubos de escape echando humo negro y una contaminación acústica no nos dejaron muy contentos. Nuestros hermanos cameruneses nos invitaron a visitar un museo pero la hora no era la propicia y casi todo nos encontrábamos con más ganas de comer que de ver mucha cultura… La comida se hizo esperar pero finalmente llegó y la disfrutamos con ganas. Antes y por la mañana habíamos visitado la Casa Provincial de los Hermanos de La Salle en Yaoundé. El visitador nos atendió y estuvimos un tiempo dialogando con él e intercambiando impresiones de lo que estamos viviendo. Nos invitó a descubrir África sin que nos lo cuenten o quedarnos solo con lo que la prensa cuenta o dice, siendo capaces de encontrar los valores y la riqueza de las gentes de Camerún. Y en eso estamos.

El sábado y antes de salir lavamos la ropa. Al menos lo intentamos. Alguno sacó la ropa más sucia de su cubo que cuando la metía. Tiene mérito y evidentemente nos hace pensar que nuestras comodidades en general son grandes y que no estamos muy habituados a ciertas labores. Intentaremos por lo menos que la ropa no huela, más allá de intentar recuperar el blanco de alguna de las prendas. También lo hicimos todos juntos así que fue bastante entretenido como casi todo lo que hacemos con este grupo que no para de reír y de jugar. Señal de vitalidad, amistad y buen humor… Por cierto y como casi seguro que iba que a pasar llovió el día que teníamos la ropa tendida. Como habíamos ido a Yaoundé nuestros hermanos cameruneses nos recogieron la ropa. Hoy cuatro días después todavía hay ropa que no es de nadie… y otra ropa que no aparece. Cosas de jóvenes.

 

El domingo por fin nos llegó la hora de cocinar. Nuestros platos típicamente españoles fueron: tortilla de papas, fajitas de pollo y arepas rellenas de carne picada o atún. También hubo tomate con ajo en el desayuno, embutidos y en la cena sangría y natillas. El éxito fue total, pero nos pasamos todo el día en la cocina. Hay que hacer un monumento a todos aquellos que se dedican a hacernos de comer todos los días. La verdad que hasta pelar papas  o amasar la harina de las arepas comunitariamente y con este grupo es entretenido. Al final no cumplimos ni un solo horario y aunque de cantidades nos quedamos un poco cortos, quedamos muy satisfechos con nuestra aportación.

A partir del lunes recobramos nuestra actividad cotidiana de la obra. Ya va avanzando, especialmente los baños que estamos levantado y que ya casi están a expensas de acabar el tejado… Algunos días nos sentimos más útiles y otros días no tanto, porque hay tiempos en los que parece que no podemos hacer mucho. El caso es que muchos de nosotros hemos aprendido estos días a manejar la carretilla, hacer cemento, cortar ferraya, serrar maderas, clavar púas, enfoscar… y muchas otras cosas de las que no sabíamos ni que se pudieran hacer un par de semanas atrás.

Seguimos colaborando todos, cada cual aportando su granito de arena y haciendo que fila a fila de bloques nuestra obra vaya subiendo y creciendo. Y eso que a veces cuando hemos allanado una zona y de repente nos dicen que hay que volver a cavar para no sé que historias y de nuevo volver a allanar para… algo muy de África es un cierto desorden, pero la verdad es que las cosas al final salen. Quizás habría que pensar entonces que más que desorden, se trate de un orden diferente… aunque en ocasiones nos cueste mucho entenderlo.

Como todos los miércoles hoy no hemos trabajado por la tarde. Los chicos acompañados por algún voluntario camerunés han ido a la misma ONG del pasado miércoles y han compartido actividades con los niños. Jaime y yo hemos ido a ver el orfanato para ver que podríamos hacer con algo de dinero que habíamos conseguido recaudar en el colegio. La verdad que poco podemos hacer para lo mucho que se nos ha ocurrido. La idea es ir el próximo miércoles y comprar lo que veamos oportuno para montarlo o arreglar… pero de verdad que cuánto se podría hacer en esa casa donde viven montones de niños y niñas. A la vuelta hemos pasado por el nuevo edificio que están construyendo, más grande y más digno para los niños y niñas del orfanato. Aún queda mucho y espero de corazón que pronto puedan acabarlo y trasladarse. Pero esto se lo cuento el próximo día cuando vayamos todos… el caso es que hoy si que ha caído la primera gran tormenta de agua y nos ha pillado en un toyota corolla en medio de un camino de tierra de arcillosa. El resultado es que hemos quedado atrapados sin capacidad para salir ni para adelante ni para atrás… pero esto es África y entre aquellos que acudieron en nuestra ayuda al llamarles por teléfono y algún joven que pasaba por el camino logramos sacar el coche haciendo palanca con un gran tronco de árbol… ya se dice aquello de «dame una palanca y punto de apoyo y moveré el mundo», pero en África sobra el punto de apoyo cuando se empiezan a juntar africanos con un mismo objetivo. Una seña de identidad también de esta gente, que además de hospitalaria, se paran, te ayudan y te acompañan.

Por otro lado comentarles que seguimos todos bien… muy contentos, disfrutando de la experiencia y cumpliendo objetivos. Esta semana nuestra obra tiene que dar un gran salto. Ya se lo mostraré… Y no me olvido que les anuncié que les hablaría de cada uno de estos grandes voluntarios que me acompañan. Espero encontrar tiempo y fuerzas en breve. Hasta entonces… un saludo y muchas gracias por seguirnos apoyando desde allá. Se les nota su ánimo y aliento. Contamos con ustedes.

Un mundial de fútbol en África…

Una primera entrada tras los cinco primeros días para contarles lo que nos está pasando en estos primeros días. La verdad que el viaje fue muy bueno, tanto por la compañía como por la conexión, tiempos de espera… todo parecía ir como un reloj hasta que comenzó la aproximación al aeropuerto de Yaoundé donde comenzó a haber una cierta memoria que finalmente quedó en unos treinta minutos. La verdad y tal como había ido todo hasta este momento, no nos podíamos quejar. Pero lo peor estaba por llegar y es que nuestras maletas no salían por la cinta. Apenas seis de los dieciséis lograron recibirla… los demás tuvimos que esperar un par de días donde trabajamos la paciencia y la solidaridad para solventar con holgura este contratiempo. Todo ello habla muy bien de la calidad humana de este grupo. Finalmente todos hemos podido rescatar nuestras maletas y parece que este asunto se quedará en una anécdota más para contar de nuestra historia en África.

Nuestro primer día, sin apenas dormir un poco en el mismo avión fue un poco complicado. Aunque por la tarde comenzaría nuestro primer partido de fútbol de la serie que a día de hoy sigue ininterrumpida.  Esto además en estos últimos días donde el trabajo va siendo más duro es una verdadera muestra de fortaleza. Desde luego, no cabe la menor duda, que este verano tenemos un grupo muy deportista. Algo que hace las delicias de nuestros anfitriones a los que les gusta tanto o más que a nosotros mismos el deporte rey.

El domingo comenzamos a descubrir el “reloj” africano al ver como la Eucaristía de las diez comenzaba cerca de las once y como si este retraso no hubiera sido importante, la homilía se extendió lo que se debe extender en esta zona del planeta… resultado final algo más de una hora de Eucaristía. Ya se pueden imaginar que a la tarde lo que hicimos fue jugar de nuevo una vez más. ¡Qué fortaleza!

A todo esto en estos dos primeros días nos vamos aclimatando a nuestro nuevo hogar, sus cubos de agua, el arroz, compartir el baño y la habitación, fregar la vajilla… pero por respuesta de los protagonistas principales parece que no hay otra que a pesar de las incomodidades se encuentran felices y contentos, dispuestos a comenzar la tarea que nos ha traído hasta aquí.

Por fin llegó el día del inicio de trabajo y gracias a Dios, recuperamos nuestras maletas, lo que nos iba a hacer más fácil poder estar presentable después del trabajo. Ciertamente, se echa de menos el disponer de nuestros pequeños tesoros como unas cholas, nuestro gel o algunas golosinas que venían en las valijas perdidas. Jaime y un servidor descubrimos que no solo no traerían las maletas hasta nuestro hogar… además tendríamos que buscarlas entre un centenar de ellas, hacer fotocopias de nuestros pasaportes y ”pagar” la correspondiente multa.

Mientras el gran grupo se dedicaba a limpiar y desbrozar el campo donde en breve comenzaremos a construir nuestra obra. En principio una cantina, lugar donde los alumnos puedan comer los días de lluvia para no hacerlo en las mismas clases donde pasan el resto del día estudiando. Por la tarde y una vez acabada la tarea de limpieza empezamos a cavar para hacer los cimientos de la cantina. Mucho vigor, tierra y cansancio pero sobre todo mucha eficacia ya que cumplimos los objetivos previstos en el primer día. Fosas hechas y todo preparado para que al día siguiente podamos comenzar a poner los cimientos. Evidentemente esto no quitó el correspondiente partido entre españoles y cameruneses. Hasta este día, eso si, resultados muy positivos para nuestro equipo… pero desde aquí se complicará porque el cansancio parece que nos hace más mella a nosotros que a ellos. Al final todo es un buen motivo para compartir y convivir con los voluntarios cameruneses con los que vamos a compartir este mes, convencidos que este será además inolvidable entre otras cosas por las personas que vamos a conocer.

Las noches dan lugar a distintos corrillos donde se juega, se habla y se comparte. Entre los juegos no falta el pin-pon y si alguno cree que no hay fuerzas para seguir haciendo deporte es que no conocer a los voluntarios de este verano. Todavía no hemos cogido bien los ritmos de descanso y alguno tarda en dormir y en dejar dormir, pero esto convencido que es cuestión de pocos días más para que todos deseemos descansar convenientemente.

En los dos siguientes días de trabajo hemos seguido avanzando en la construcción. Ya están los cimientos listos y empezamos a poner las primeras filas de bloques. En estos días hemos aprendido a preparar la ferralla, el hormigón y el cemento. Hemos movido carretillas de grava y arena, hemos ido a buscar cubos y cubos de agua… pero no hemos aflojado un ápice nuestro empeño por hacer las cosas lo mejor posible. Y desde luego que el resultado es positivo.

Hoy miércoles nos hemos ido por la tarde a visitar un centro donde hay una escuela de verano. Lo gestiona una ONG italiana. Hemos podido compartir con los niños un buen rato de la tarde y después hemos jugado un partido de básquet… lo que no implica ni mucho menos dejar de lado el tradicional partido de fútbol diario. Esta parada después de comer para hacer algo diferente y descansar de la obra nos ha venido a todos muy bien. Seguro que mañana encontraremos aún más fuerzas para seguir haciendo nuestro proyecto una realidad.

Como se pueden imaginar con tanto deporte y gasto de energías no hay huecos para que nadie se encuentre mal. Como siempre algún malestar propio de estómago de los que viajan, pero poco más. Todos nos encontramos con la misma dosis de ilusión y de ganas que al principio. Por ahora la convivencia nos está dejando mucho bueno y positivo. Cada vez más nos vamos sintiendo un poquito de este zona tan hermosa de este maravilloso continente africano.

Hoy no les he hablado mucho del grupo, tampoco de nuestros anfitriones… lo dejaré para más adelante, pero pensaba la mayoría de los que estaban esperando esta primera entrada lo que querían leer es qué hacemos y cómo nos estamos encontrando en estos primeros días. Creo que misión cumplida… nos sentimos muy apoyados de allí por todos ustedes, muchas gracias.

Camerún

Ya estamos a punto de partir. Nuestras maletas preparadas, la ilusión a tope. El viernes, 30 de junio, a las 14:30 nos veremos de nuevo juntos en Tenerife Norte, con destino a Yaoundé. Seguro que setá una experiencia única.

Somos: Laura Rey, Laura Díaz, Mercedes, Iago, Javier Lasso, Javier Socorro, Fede, Jesús, Alejandro, Jose, Juan, Eduardo, Marcos, Fabri, Jaime y un servidor… como ven un grupo numeroso, pero sobre todo un gran grupo por su valía humana, su ilusión y generosidad.

Aquí nos tienen ayudando en ASSEDIL y colaborando para que todo salga bien. Nos ayudaron algunos buenos compañeros de clase. Les damos las gracias a todos!!!

Hace una semana tuvimos la celebración del envío… fue un emocionante momento donde pudimos compartir todas nuestras motivaciones.

Después nos fuimos a tomar algo, porque tenemos claro que el grupo será nuestro éxito. Así que convivir es una parte fundamental de nuestro proyecto.

Esta fue nuestra primera foto. Falta alguien y otros que empezaron con nosotros el proyecto ahora no están. Los llevaremos en nuestro corazón porque forman parte de nuestro grupo aunque no viajen con nosotros este año…

Aquí os dejamos unas fotos de nuestros compañeros del año pasado, para ir abriendo boca.