Esta última semana, tras nuestro regreso de Pozo Colorado, ha sido muy intensa de trabajo y de acontecimientos en la Escuela.

Volvimos el 19 por la noche y al día siguiente, al llegar a la Escuela, los niños y profesores, nos recibieron con mucha ALEGRÍA y muchos ABRAZOS. No sabemos si llegaron a pensar que de verdad nos marchábamos la semana anterior.
Nos quedaba rematar la sala multiusos, los dibujos de nuestra “artista” Sara, pequeños detalles de la sala de apoyo, pilares de las galerías y el parque. Nos pusimos manos a la obra, para ir cerrando los trabajos. Se acercaba el final y no queríamos dejar trabajos inacabados.
Esa tarde, la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción celebró un concierto dentro de su programación Cultura en los Barrios y escogió para ello, por segundo año, a la Escuela José María Bogarín. El llevar Música a la Escuela es uno de los Proyectos que los Hermanos quieren implementar para el curso que viene. Había mucha expectación y estuvieron toda la tarde preparando la llegada. Estuvo fenomenal, muy variado y dinámico. Incluso sacaron a Patricia a bailar un Vals!!!
Al día siguiente, entre pintura y pintura, tuvimos también acontecimiento en la Escuela. Las empresas de los “frigoríficos” (que mejor no os contamos nada de ellos) prepararon y regalaron una jornada de actividades a la Escuela, con El globo Loco, actividades de pintura, pororó, algodón de azúcar, regalos para los chicos, incluido McDonald’s , que llevó hamburguesas para todos con regalitos. No tuvieron clases y estuvieron la mar de contentos, tanto mayores como pequeños. Disfrutaron mucho y nosotros con ellos, como decía, entre pintura y pintura.

Ya hemos conseguido rematar la sala de apoyo y la sala multiusos, que a falta de colocar los audiovisuales, está lista. Os mostramos el antes y el después de nuestro trabajo.



El día 22 de agosto es el día Internacional del Folclore TAVARANDU ARA, que en la Escuela se celebró al día siguiente. El profesor Julio lleva todo el mes preparando y ensayando los bailes con cada uno de los grados. Les hemos visto desde nuestro primer día allí. Creo que podríamos bailarlo….más o menos.

Este día previo al Folclore, hemos pintado los pilares de las galerías, nuevamente con los alumnos del último ciclo, que iban eligiendo los colores que querían que tuviese cada pilar, cada pared, comprometiéndose a pintar las puertas de cada uno de los grados, con las pinturas que les hemos dejado para ello.

Sara iba terminando su último dibujo a la entrada de la Escuela, bajo la atenta mirada de las niñas y niños, que embelesados la miraban y le pedían que dibujase en sus cuadernos y les enseñase a dibujar….. Esto ya se lo ha apuntado Sara para “futuro proyecto” que hacer en la Escuela, en un tiempo nada lejano.

El Hno. Telmo se marchaba a una reunión en Buenos Aires, a la que el resto de Hnos. irían el sábado. Tuvimos noche de despedida también en la casa de los Hnos., que como os hemos ido contando, nos han tratado de maravilla.
Llegó el día del folclore, con las comidas tradicionales paraguayas, su artesanía, sus costumbres, sus bailes. Toda la Escuela engalanada para la ocasión y todos los alumnos y profesores volcados en que no faltase ni un solo detalle. Chicos y chicas muy lindos, ellas con sus polleras, ellos con sus fajines de la bandera.

Tuvieron el gran detalle de agradecernos públicamente nuestra labor de “embellecimiento» de la Escuela, poniendo color en ella. No podemos más que estar agradecidos a todos ellos, por su gran acogida y todo el cariño que nos han transmitido. Era un día de despedidas, con lágrimas, ya que a los profesores y a la mayoría de los alumnos ya no los veríamos el fin de semana, que nosotros si aprovecharíamos para terminar nuestro proyecto.

Se fue despejando la Escuela y aprovechamos para quedarnos un rato más con los pilares de la galería.

Querían que nos quedásemos y nosotros queríamos quedarnos, pero sabemos que no puede ser…

“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.” Walt Witman
Abrazos y besos y más abrazos, de esos de más de 30 segundos que consiguen atravesar el alma y fundir en uno.

Sara, Martín y Patricia